CENTRO CULTURAL SAN FRANCISCO SOLANO

Comentando sobre “Expediente Abierto”, Centroamérica y China


Por Julio Yao(remitido por Franklin Ledesma).


Ha llegado a mis manos un estudio de un Think Tank centroamericano denominado Expediente Abierto (EA), en el cual se analiza el tema de “China en Centroamérica: Estrategias, Influencia y Operaciones en el siglo XXI”.


El estudio tiene más de 60 páginas e involucra una diversidad de temas de política interna y externa de Centroamérica (CA).

El documento cita a prestigiosos investigadores del Centro de Estudios China- México (CECHIMEX), como Dussel Peters, y a otros, como Robert Evan Ellis, del Instituto de Estudios Estratégicos de la Escuela de Guerra del Ejército de EEUU. Ellis es funcionario del Departamento de Estado en Washington, que lleva a cabo una guerra híbrida contra China.


Me parece pertinente reproducir algunos comentarios que hice en 2018 en torno a algunas medidas que Ellis propuso a Washington para castigar a Panamá por haber establecido relaciones con China y haberlas roto con Taiwán sin antes pedirle permiso (Julio Yao, “Panamá, entre el yunque y el martillo”, en Panamá, China y la Geopolítica, 2019, 328 págs.).


Las medidas de Ellis se resumen en tres puntos:


El primero: Cuando Panamá se desvíe de las normas de EEUU., Washington debe reorientarla “para conservar la salud de sus instituciones democráticas”; es decir, tratarnos como a Cuba, Nicaragua, Venezuela y Bolivia.


El segundo: “Cuando Panamá no se porte bien, EEUU. puede restringir el acceso a puertos norteamericanos de barcos con bandera panameña y restringir el acceso al mercado de EEUU. a instituciones y ciudadanos panameños”. Panamá abandera la flota más grande del mundo y esta medida atenta contra el Canal, la Zona Libre de Colón y el Centro Financiero Internacional.


El tercero: “Si Panamá no actúa según los intereses de EEUU., Washington debe encabezar un lobby de empresas marítimas para disuadirla. Si Panamá insiste en su mal comportamiento, EEUU. puede negociar con Colombia para usar sus puertos y no los de Panamá”.


Al respecto, Marco A. Gandásegui dijo que Ellis “siembra 21 mentiras sobre las relaciones entre Panamá y China y hace 12 recomendaciones para castigar a Panamá (Marco Gandásegui, “Los planes de EEUU. para contener el avance chino en Panamá” I y II, La Estrella de Panamá, 11 y 12 de octubre de 2018).


Citamos al profesor Ellis porque debemos ser cuidadosos al momento de valorar las relaciones con China, al igual que con cualquier otro país, no con criterios extrajurídicos, como ocurre con EA, que culpabiliza a Cuba, Nicaragua, El Salvador, Honduras y ahora, a Panamá. Ellis no es un observador ingenuo o inocente, sino un representante y referente ideológico de Washington.


Las medidas que Ellis recomienda son claramente violatorias del Derecho Internacional.


La primera castiga a Panamá y la pone en una lista negra, interviniendo en sus asuntos internos, uno de los cinco principios de la política exterior de China.


La segunda constituye una sanción ilegal que atenta contra nuestro desarrollo, lo cual transgrede otros dos principios sagrados de la política exterior de China: el respeto mutuo y la no agresión.


La tercera es una amenaza y un brutal chantaje a Panamá, cuyos puertos no serían empleados, sino desplazados por los de Colombia, lo cual constituye un ataque al Canal y a nuestra soberanía, otro principio sagrado de la política exterior de China.


No haremos comentarios sobre asuntos internos aunque los consideramos dignos de tomar en cuenta, pero sí lo haremos en torno a las relaciones entre Centroamérica y China, con especial atención a las opiniones vertidas sobre Panamá.


EA centra su estudio en un plazo demasiado corto (17 años) para enjuiciar las relaciones de CA con China.


Es necesario abrir el abanico cronológico y advertir que EEUU. intervino en la región desde del siglo XIX; e.g., Panamá cayó bajo el yugo de Washington conforme al Tratado Mallarino- Bidlack de 1846.


Hubieran sido de mayor provecho los juicios de EA sobre los dos siglos de dominación norteamericana y no acerca de los escasos 17 años con China.


Añadamos que la inmensa mayoría de los problemas analizados salen del marco de las relaciones internacionales y tienen su razón de ser en la extraordinaria asimetría entre CA y China, una desigualdad que afecta tanto a Occidente como al Sur Global.


Las asimetrías son causantes de verdaderos dolores de cabeza y dificultan sus relaciones con China: desequilibrios comerciales, políticos, económicos, financieros y culturales, corrupción y nepotismo.


EA señala que algunos gobernantes delegan la responsabilidad sobre China a sus familiares, pero ésta es su prerrogativa y, aunque el nepotismo puede ser un delito, para nada interviene China, ya que es respetuosa de la no intervención.

Se critica que Karim Bukele en El Salvador y Laureano Ortega, hijo del presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, sean los encargados de las relaciones con China.


EA considera que los gobernantes, mientras más autoritarios, más se acercan a China. ¿Por qué no colegir que, mientras más representan a sus pueblos más se acercan a China, ya que, contrario a la región, Beijing ha eliminado la pobreza y consagra toda la plusvalía a su población?


Apartemos la maleza y concentrémonos en los aspectos jurídicos y diplomáticos.


Aclaremos que si bien Panamá pertenece geográficamente al istmo centroamericano, también es cierto que somos un país históricamente bolivariano y capital del Congreso Anfictiónico de 1826, por lo cual se le conoce como el “Corinto Bolivariano.”


EA acusa a China de afectar la “gobernanza”. Pero, ¿qué es la gobernanza? Es la manera como se toman decisiones mediante normas y acciones dentro de una organización. Por lo tanto, la gobernanza de un país, así como la corrupción, son asuntos internos que China respeta.


EA acusa a China de abrigar “intereses ocultos” a través de inversiones en “infraestructuras” para lograr ventajas estratégicas.

EA cita un acuerdo entre Sri Lanka y China como un crimen que le arrebata un puerto a la antigua Ceilán, pero no menciona la ayuda multimillonaria de Beijing que convertirá a Sri Lanka en un importante centro logístico de la Ruta de la Seda.


EA considera que China oculta objetivos estratégicos y militares tras las infraestructuras del Canal, aludiendo a la dual naturaleza de los puertos, que pueden ser convertidos en plataformas de ataques.


La verdad sea dicha: China no tiene bases militares en ningún país y jamás ha atacado, colonizado u ocupado a ningún Estado. Su política internacional es de paz y es la mayor defensora del Derecho Internacional.

China, conforme a declaraciones solemnes del presidente Xi Jinping, de visita en Panamá en diciembre de 2018, respeta el Tratado de Neutralidad.


Doy constancia, además, que el presidente Mao Zedong, en respuesta a pregunta nuestra como Asesor del General Omar Torrijos y de su canciller, Juan Antonio Tack, durante la reunión en Panamá del Consejo de Seguridad de la ONU en 1973, manifestó que la neutralidad de los canales internacionales exige que los mismos estén libres de bases militares.


La firma de Taiwán en el Protocolo de Adhesión al Tratado de Neutralidad impide que China lo suscriba.


EA también denuncia que China está practicando una “forma moderna de colonialismo” para saquear los recursos naturales de la región, olvidando que China es enemiga del imperialismo, el expansionismo, el colonialismo y toda forma de opresión a los pueblos.

El estudio afirma que China debilita la democracia, el desarrollo, los derechos humanos, los estándares sociales y ambientales y aumenta la corrupción (sic).


No deja de ser una triste ironía que se demonice a China, el país más importante y ejemplar; el que construye junto a los BRICS un nuevo sistema internacional regido por el Derecho Internacional Público; el que más contribuye al cambio climático y al ambiente; el que más aporta a los objetivos de la ONU; el que más apoya desinteresadamente a pueblos en situación de desastres, catástrofes y pestes y el que más duramente castiga la corrupción; en fin, no deja de ser una lamentable ironía, repito, que China sea satanizada en CA.

Se acusa a China de presionar la ruptura con Taiwán, pero esto se deriva del principio de “una sola China”, aceptado mayoritariamente por los miembros de la ONU.


Se acusa a China de prohibir toda crítica al manejo de sus asuntos en Hong Kong, Taiwán, el Tibet y la Región Autónoma del Sinkiang (los Uygures), pero abstenerse de criticarlos es nuestro deber, pues son asuntos internos de Beijing.

EA se queja de que los acuerdos con China “no son divulgados al público”, pero ese es un deber de cada país de CA y no de China.

Se acusa a China de promover narrativas edulcoradas y “potencialmente subversivas” para favorecer sus objetivos estratégicos a través de CGTN y XINHUA con el fin de atacar la “libertad de prensa”, la “democracia” y el neoliberalismo.

Yo no he visto nada de esto, aunque sí existe un texto de China que analiza la trayectoria belicosa de EEUU., con 70 países invadidos, destruidos y saqueados por Washington, incluida Panamá, que fue borrada del mapa como país soberano y reducida a un lastimoso semiprotectorado. Pero fue el presidente Jimmy Carter quien declaró que EEUU. solamente ha tenido dos años de paz en 248 años desde 1776.


Por último, veamos lo que dice EA sobre Panamá.


Citando al profesor Alonso Illueca, éste sostiene que Panamá firmó 47 acuerdos con China, la mayoría de los cuales no han sido aprobados por la Asamblea Nacional.


Quizás Illueca tiene razón, ya que yo mismo he señalado esta irregularidad ante acuerdos con EEUU. que militarizan a Panamá. Estos acuerdos autorizan la presencia militar de EEUU. a través de los llamados “Forward Operating Locations” y violan el Tratado de Neutralidad.


Sin embargo, corregir esta deficiencia es deber del Gobierno de Panamá y no de China.


EA señala que China le pagó USD 143 millones al presidente Juan Carlos Varela por romper relaciones con Taiwán. Pero la embajada de China en Panamá desmintió esa acusación formalmente el 29 de noviembre de 2019.


Debemos ser optimistas en nuestras relaciones con China. Los panameños lo somos. No en vano la comunidad china lleva 169 años de feliz convivencia dentro de nuestra nacionalidad.

Prensa Latina

Julio Yao

Julio Yao Panamá.1939 , analista internacional y diplomático de carrera, fue asesor del general Omar Torrijos y uno de los defensores del derecho a la autodeterminación de Panamá y de todos los países del mundo En1947 inició su lucha en contra del Tratado Filós-Hines que prorrogaba las bases militares de Estados Unidos. Fue profesor de Relaciones Internacionales y Derecho Internacional, vicepresidente del Movimiento Unidad Latinoamericana (1976-1994), representante de Panamá ante la Corte Internacional de La Haya y Presidente del Servicio Paz y Justicia en Panamá (Serpaj-Panamá), 2003-2013. Es autor de libros como “El Canal de Panamá, Calvario de un Pueblo” y ”El monopolio del Canal y la invasión a Panamá”. Ha escrito innumerables investigaciones y ensayos sobre China y sus aportes a Panamá. El primer contacto entre el gigante asiático y el istmo lo realizó Yao como embajador especial por instrucciones del canciller Juan Antonio Tack en 1973. Yao fue representante personal de Tack en la Conferencia de Cancilleres del Tercer Mundo sobre las Materias Primas y el Desarrollo en Dakar, Senegal (1975); en la primera Conferencia del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) en Nairobi, Kenia (1975); en la Mesa Redonda Internacional sobre la Soberanía y la Autodeterminación de los Pueblos, México (1975); en el Seminario Internacional sobre la Revolución y la Lucha Anticolonial de los Pueblos en Yugoslavia (1976); en la Conferencia sobre la Paz del Consejo Mundial de la Paz en Budapest, Hungría (1976). También fue Embajador Especial en la ONU, la OEA, Holanda, Portugal, Suiza, Yugoslavia, Hungría, RPD de Corea, China. Kenya, Ghana, México y Nicaragua. Fue Secretario General de la Primera Conferencia de Solidaridad con el Pueblo de Nicaragua (1979); y director de Solnica (Solidaridad con Nicaragua). Yao es miembro Honorario de la Sociedad Científica de España de Parapsicología y Exobiología; Miembro Honorario de la Asociación de Escritores y Artistas del Valle del Cauca, Colombia; Presidente Honorario y Encargado del Centro de Estudios de Países Estratégicos Asiáticos de Panamá ; Presidente de la Asociación Panameña de Apoyo a la Reunificación de Corea. Fue condecorado con la más alta Distinción de la República Popular Democrática de Corea: la “Bandera Nacional del Estado” por su lucha en pro de la humanidad (La Habana, 1981). Recibió la “Medalla XX Aniversario del Parlamento Centroamericano” por sus aportes a la autodeterminación de Centroamérica (2011).

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